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La errónea comercialización de la naturaleza: Marcos y Cordero, un mal ejemplo

La errónea comercialización de la naturaleza: Marcos y Cordero, un mal ejemplo
Pedro Millán del Rosario*

EL PASADO SÁBADO podíamos leer en este periódico una curiosa iniciativa de un municipio palmero, San Andrés y Sauces, en donde se informaba que a partir de ahora no será posible visitar de forma gratuita los nacientes de Marcos y Cordero, así como el bosque de Los Tilos, situado en una cota inferior. Dicho Ayuntamiento cobrará un canon o "precio público" (¿?), que variará en función de la duración, la distancia recorrida, el lugar de residencia del visitante, si utiliza guía o no, si le dan folleto o no, etc., etc., entre los 7 y los 20 euros.

En primer lugar, tengo que decir que he transitado este espacio natural en innumerables ocasiones en los últimos 25 años, así como visitado los nacientes, al menos una docena de veces, y siempre lo he citado como una de las rutas más bellas de todo el Archipiélago, tanto por su calidad paisajística como por su riqueza en biodiversidad y, sobre todo, por la profusión de agua superficial, algo raro de ver por estas tierras atlánticas. Ahora bien, dicho esto, no entiendo cómo se le ha ocurrido al Ayuntamiento saucero cerrar un sendero público, señalizado y homologado, y cobrar hasta 20 euros por su recorrido. Alucinante. Y lo justifica con explicaciones tan surrealistas como que "en otras islas ya se cobra desde hace mucho tiempo por visitar espacios naturales". Falso. Me explico: en otras islas se cobra por servicios, por transporte o por guía, nunca por el acceso, que siempre es gratuito. Al igual que en la Península. En los Parques Nacionales de Ordesa, Doñana o Timanfaya, entre otros, se paga el transporte, sin más. En todos ellos se ofertan rutas guiadas a pie, de forma gratuita. En el Barranco del Infierno, en Tenerife, los colectivos sociales organizados, grupos de escolares, grupos montañeros que lo soliciten con antelación pueden hacer la visita guiada a coste cero. No hay interés recaudatorio.

En España hay aproximadamente 60.000 kilómetros de senderos homologados cuyo transito es público y libre. Otro caso diferente es el referido a las empresas que se lucren, llevando a personas, y que estarán sujetas a las respectivas legislaciones autonómicas. En toda Europa hay más de 800.000 kilómetros de caminos y senderos de carácter público, ¿saben ustedes en cuantos de ellos se cobra por caminarlos? En ninguno. Perdón, a partir de esta semana en La Palma. Somos pioneros en algo, pero en algo malo.

Otra visión del problema: la red de senderos de la isla de La Palma ha sido rehabilitada, señalizada y homologada con ayudas europeas, hace 5 años. Ahora, están siendo financiados por el programa de Caminos Naturales del Ministerio de Medio Ambiente y el Cabildo Insular de La Palma. Eso significa una triple inversión de diferentes administraciones, exceptuando al propio ayuntamiento. Por supuesto, resulta paradójico que, a pesar del dinero de nuestros impuestos invertido hasta la fecha, vamos a tener que pagar de nuevo los de Fuencaliente, los de Tenerife, los de Madrid y los de Bruselas que pretendamos hacer el recorrido por nuestra cuenta.

Por otra parte, La Palma hace su publicidad turística difundiendo sus senderos y los turistas nacionales y extranjeros vienen a caminar y a sentir la libertad de transitar por una red extensa de caminos. El mundo del senderismo está bien comunicado y las informaciones corren entre los senderistas. ¿Qué va a pasar si se difunde que en La Palma se cobra por caminar? ¿Querrán venir? ¿Buscarán otros destinos? Senderos no faltan.

La explicación a este despropósito es sencilla, y no se necesita ser el teniente Colombo para descifrarla: Los ayuntamientos buscan dinero debajo de las piedras, y los espacios naturales suponen un recurso demasiado fácil y tentador. Me temo que la corporación local de San Andrés y Sauces debió asesorarse mejor antes de tomar una medida tan desafortunada e insólita, y que traerá consecuencias negativas tanto para el propio espacio natural como para el resto de la isla, dificultando su conocimiento y arruinando la estrategia global insular de "La Palma, isla de senderos". En ese sentido, imagínense ustedes si este ejemplo arraigase entre el resto del archipiélago. Habría que pagar por caminar por el barranco de Masca, el Paisaje Lunar o el Monte del Agua, en Tenerife, el barranco del Cernícalo, el Camino de la Plata o Güi-Güi, en Gran Canaria, el sendero de Jinámar, en El Hierro, las Dunas de Corralejo, en Fuerteventura, el Malpaís de la Corona, en Lanzarote, y un largo etc., y multiplíquenlo a su vez por todas las islas y sus correspondientes municipios.

Una cuestión diferente es la constituida por los países del Tercer Mundo, en donde sí he tenido que pagar en repetidas ocasiones, tanto por escalar o ascender montañas como por simplemente caminar. En esos lugares no hay apenas economía social ni quien pague impuestos, por lo que la gestión de los espacios naturales debe mantenerse con los ingresos que generan los propios visitantes y turistas. Es lógico. Son los casos de Perú, Ecuador, la India, Nepal, Tanzania o Pakistán, entre otros. No obstante, creo que, a pesar de todos nuestros defectos, Canarias aún no forma parte de este mapa del subdesarrollo y, difícilmente, podemos estar con ese grupo tan desfavorecido. Corríjanme, si me equivoco.

No quiero terminar este artículo sin señalar un tema que me irrita especialmente de toda esta operación, y es el "camuflaje verbal", es decir, se enmascara con bellas palabras, como "capacidad de carga, control y respeto al medio ambiente", lo que no es más que una maniobra recaudatoria pura y dura. Ya somos mayorcitos para que nos tomen el pelo, por favor. Seguiremos informando sobre esta cuestión.

*Vicepresidente de la Federación Canaria de Montañismo. Miembro del Comité Técnico Nacional de Medio Ambiente de la FEDME. Codirector del Aula de Turismo Cultural de la Universidad de La Laguna

http://www.eldia.es/2007-09-06/vivir/vivir11.htm

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