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La gestión de un espacio protegido: el caso del Parque Rural de Anaga

La gestión de un espacio protegido: el caso del Parque Rural de Anaga

El Parque Rural de Anaga es uno de los siete Parques Rurales existentes en Canarias, es un espacio de excepcionales valores naturales y culturales que ha sufrido una fuerte pérdida poblacional, lo que implica necesarias actuaciones para la ordenada gestión de este territorio.

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MAYCA COELLO GONZÁLEZ El Parque Rural de Anaga es uno de los siete Parques Rurales existentes en Canarias. Se sitúa en el extremo nororiental de la isla de Tenerife, comprende 14.418,7 has. e implica a tres municipios: Santa Cruz de Tenerife (76,9% de la superficie protegida), La Laguna (16,6%) y Tegueste (6,5%). En total, el Parque Rural representa el 7,9% de la isla de Tenerife.
Semejante localización determina que Anaga constituya un área periurbana del cinturón que conecta Santa Cruz con la Punta del Hidalgo, pasando por La Laguna y Tegueste, donde confluye la mayor concentración poblacional de la Isla. Se trata de un espacio de excepcionales valores naturales y culturales, donde además residen alrededor de 2.500 personas distribuidas en unos 26 asentamientos rurales, más o menos dispersos.
Desde los años sesenta hasta la actualidad se ha producido en el área una fuerte pérdida poblacional, como consecuencia de la fuerte emigración a las áreas urbanas próximas. Este éxodo se ha traducido en fenómenos como el envejecimiento poblacional, el abandono de algunos núcleos de población, la crisis del mercado matrimonial, la consiguiente caída de la natalidad, el cierre de una de las escuelas por falta de alumnado, la falta de dinamismo social, la conversión de Anaga en un espacio de segunda residencia, la emergencia de una escasa actividad agraria con importante parcialidad, la pérdida de los valores y conocimientos tradicionales que configuran la identidad local, etc.
Este conjunto de factores condicionan sobremanera la gestión de este territorio. Podríamos decir, simplificadamente, que Anaga es el resultado de la interacción histórica del ser humano con la naturaleza.
El interés por la preservación de Anaga fue ya manifestado hace décadas, aunque su actual "status" de conservación le viene a través de la Ley 12/94, de 19 de diciembre, de Espacios Naturales de Canarias, que reclasificó el Parque Natural de Anaga (declarado por Ley 12/87, de 19 de junio, de Declaración de Espacios Naturales de Canarias), como Parque Rural. Esta ley los define como aquellos Espacios Naturales amplios, en los que coexisten actividades agrícolas y ganaderas o pesqueras, con otras de especial interés natural y ecológico, conformando un paisaje de gran valor ecocultural que precisa su conservación. Por otra parte, su declaración tiene por objeto la conservación de todo el conjunto y promover a su vez el desarrollo armónico de las poblaciones locales y mejoras en sus condiciones de vida. Por tanto, la gestión de este territorio no puede plantearse de espaldas a la presencia activa de hombres y mujeres en el mismo.

Objetivos de la gestión
Con el objeto de asegurar la conservación de estas zonas e impulsar un desarrollo ordenado, la Ley propone la elaboración de los Planes Rectores de Uso y Gestión (PRUG). Con fecha 3 de junio de 1996 se publicó en el B.O.C. el Decreto 91/1996, de 16 de mayo, por el que se aprueba el Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Rural de Anaga. Este documento, revisado parcialmente, en el año 2007, recoge entre sus objetivos los siguientes:
1. Proteger preferentemente las especies de la fauna y la flora amenazada.
2. Garantizar la protección y conservación del acuífero y la protección de los suelos.
3. Conservar el patrimonio construido de interés histórico y etnográfico.
5. Contribuir al mantenimiento de los elementos tradicionales de la cultura local y potenciar actividades endógenas.
6. Facilitar el desarrollo de un nivel adecuado de infraestructuras y comunicaciones en los asentamientos reconocidos del Parque.
7. Promover el desarrollo sostenible de la población residente y contribuir a la mejora de sus condiciones de vida propiciando mejoras sociales, rentas complementarias e infraestructuras idóneas.
8. Facilitar la contemplación e interpretación de los elementos naturales y culturales del Parque, de forma que no suponga un perjuicio para la conservación de sus valores ni para su desarrollo.
9. Contribuir al mantenimiento del paisaje armónico de tipo rural y natural, contribuyendo a su mejora y procediendo a su restauración en los casos precisos.
10. Profundizar en el conocimiento de los ecosistemas y de la población del Parque.
Naturalmente estos objetivos no se pueden lograr mediante actitudes impositivas y no dialogantes. Es necesario un alto nivel de consenso, que solamente es alcanzable si los agentes sociales implicados directa o indirectamente en la gestión, conocen y aprecian los valores contenidos en los espacios naturales objeto de estas políticas.
Para conseguir estos objetivos, teniendo en cuenta la diversidad de intereses que confluyen sobre este Espacio Protegido, es necesario definir unas directrices de gestión que delimiten y orienten las acciones que se vayan a desarrollar de cara al futuro. Estas directrices vienen recogidas en los Programas de Actuación, definidos por el PRUG, que se resumen en los siguientes:
1) "Programa de Actuación en Uso Público e Información".
2) "Programa de Actuación en Conservación y Aprovechamientos".
3) "Programa de Actuación en Infraestructuras y Mejora de Calidad de Vida".
4) "Programa de Actuación en Ordenación Arquitectónica".

Las actuaciones a desarrollar en las diferentes zonas del Parque se rigen por criterios de prioridad donde se tienen en cuenta: el número de habitantes residentes en los asentamientos rurales, la intensidad de las prácticas agropecuarias en cuanto a las denominadas zonas de uso tradicional, y el número de visitantes y el grado de amenaza sobre los recursos naturales, en todas las zonas.
Desde el año 1995, en que se crea la Oficina de Gestión de este Parque Rural, se viene trabajando sobre estos Programas, aunque con desigual intensidad en cada uno de ellos debido a múltiples factores: insuficiencia de recursos financieros y humanos, carencia de información básica, escasa coordinación interadministrativa, etc.

Perfil del Investigador

Mayca Coello González es socióloga especializada en Población y Ecología Humana por la Universidad Complutense de Madrid (1992), donde realizó también sus Estudios de Doctorado. Ha realizado el Master Universitario en Desarrollo Local (1998), organizado por los Ayuntamientos del Área Metropolitana de Santa Cruz de Tenerife; la Universidad de La Laguna; y financiado por el Fondo Social Europeo. Su Proyecto final de Master se denominó El Parque Rural de Anaga: conflicto, gestión territorial y desarrollo social. Entre septiembre de 1995 y febrero de 2004 ha desempeñado su actividad profesional como Técnica de la Oficina de Gestión del Parque Rural de Anaga, con responsabilidad específica en los Programas de Actuación de Uso Público y de Desarrollo Socioeconómico y mejora de la Calidad de Vida. Desde marzo de 2004 asume la Dirección de la Oficina de Gestión de este Parque Rural, dependiente del Área de Medio Ambiente del Cabildo Insular de Tenerife.

http://www.laopinion.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009033000_24_209787__2C-gestion-espacio-protegido-caso-Parque-Rural-Anaga

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