Más de 300 personas, y dos helicópteros, velarán los campos de Gran Canaria durante la época estival, para que no se repitan los graves incendios forestales que asolaron la isla el pasado año, dentro del dispositivo especial que el Cabildo prepara para sofocar los posibles incendios que puedan producirse durante este verano, la época más propicia para este tipo de catástrofes.
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Según confirmaron el presidente insular y el consejero de Medio Ambiente, José Manuel Soria y Juan José Jiménez respectivamente, el dispositivo contará con personas especializadas tanto en la prevención como en las labores de extinción, así como Protección Civil y el Consorcio de Emergencias de Gran Canaria, que participa activamente en este dispositivo.
Según Jiménez, la principal diferencia con respecto a años anteriores es que van a existir dos helicópteros disponibles durante ocho meses, y no cuatro como en el anterior ejercicio, así como que el personal especializado aumenta a casi cien personas. Según el consejero, este dispositivo cuenta con un equipo de alta tecnología para atender tanto la prevención como la extinción de incendios.
En total, son “casi 300 personas que pueden estar dispuestas para atacar cualquier peligro o emergencia de incendio”. José Manuel Soria aseguró que la institución que preside “año a año está aumentando y reforzando los medios materiales, económicos y humanos, ya no sólo para la extinción, sino también para una actividad tan importante o más importante, como es la de prevención”.
El presidente hizo especial hincapié en esto, afirmando que según los especialistas “los grandes incendios forestales del verano se apagan en invierno, y esa es la labor en la que se ha aplicado el Cabildo en los últimos años para llevar una labor de preparación, de limpieza, de desescombro de las zonas de la isla donde hay un más alto de riesgo”.
El segundo incendio más importante acaecido durante el pasado año en el Archipiélago, después de las 2.300 hectáreas se quemaban en La Mata, en La Palma, tuvo lugar en Gran Canaria el 21 de julio, cuando un total de 153 hectáreas de pino canario y matorral ardieron en los siete incendios declarados durante la noche de ese fatídico jueves, una superficie que supone más de la mitad de la extensión que ardió durante todo el año 2004, en los 142 incendios que se registraron en todas las islas Canarias.
En total, más de 2.500 hectáreas de zonas arboladas en Canarias perecieron bajo las llamas del fuego en los primeros 9 meses de 2005, una cifra que dobla incluso el número total de hectáreas quemadas en las Islas desde 2001. Sin embargo, el dato más alarmante de ese año está en la causa de los siniestros: de los más de 70 incendios ocurridos en el primer semestre, sólo uno se produjo por causas naturales, mientras que el resto, según reflejan la mayoría de las investigaciones, muchas de ellas aún abiertas, han sido provocados o por negligencias.
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