Desolación y mensaje de amarga esperanza de los miembros de Turcón ante los incendios que asolan Gran Canaria y Tenerife

El Colectivo Turcón – Ecologistas en Acción quiere manifestar su total desolación ante los momentos trágicos que vive la isla de Gran Canaria y expresar su solidaridad hacia todos los que están trabajando para atajar el fuego y, en especial, con las familias que han perdido sus viviendas y medios de vida, tanto aquí como en las otras islas del archipiélago que está sufriendo la devastación del fuego.

El patrimonio natural de Gran Canaria está sufriendo el mayor revés de toda su historia desde las primeras deforestaciones masivas después de las conquista de la isla hace ya 500 años.

Esta situación es especialmente dolorosa para los colectivos que llevan tantos años intentando difundir los valores patrimoniales de Gran Canaria y fomentar su defensa.

Ahora es momento de apoyar en la medida de nuestras posibilidades a todos los que están intentando parar esta desgracia y exigir los mayores medios posibles para lograrlo.

También creemos que debemos comenzar ya a pensar en el futuro, en la recuperación, en reconstrucción, en la esperanza. Se lo debemos a todos esos niños y niñas que viven, nacen y vienen a una isla a la que tienen derecho a disfrutar y a amar, en todo su esplendor, como lo hemos hecho nosotros.

Esperamos que esto sirva, de alguna forma, para que se haga una reflexión profunda sobre la gestión de los espacios y recursos naturales de la isla, las políticas de prevención, las políticas de participación e implicación de la ciudadanía en la gestión de su territorio y los medios necesarios para ello.

Nos estaban haciendo falta, desde que se iniciaron los planes de reforestación, actuaciones complementarias para prevenir los incendios y, sobre todo, de implicación de la población rural en la conservación de los montes. Iniciativas como la limpieza de los pinares, la elaboración de carbón vegetal, el aprovechamiento de la pinocha para fines agrícolas, buscando la complicidad de labradores y ganaderos en la conservación. Y es que los incendios se apagan en invierno, no en verano.

Por otro lado, debemos distinguir las culpas de las responsabilidades. Si por un lado parece identificada la autoría de este incendio (con toda la presunción de inocencia y garantías legales de que dispone la persona detenida), es labor de las organizaciones sociales y toda la ciudadanía exigir las responsabilidades públicas que hiciesen faltan. Sobre los hechos ocurridos, antes, durante y después de esta catástrofe. Y que las explicaciones sean debidamente dadas por las instituciones.

Este atentado nos planta en la cara a todos que la naturaleza no es un simple escenario, un aspecto estético. Es la base de nuestra identidad y al fin y al cabo de nuestra economía.

Ojala esta horrible circunstancia despierte la sensibilidad de los políticos y responsables públicos que no han visto en la naturaleza y el patrimonio un obstáculo más para sus intereses desarrollistas y de los que los apoyan.

Ojala surja de aquí una ola de sensibilidad y lucha por esta tierra maltratada.

Animamos a todos y todas a pensar y trabajar por la recuperación y regeneración del patrimonio natural y cultural perdido.

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