Metáforas, tópicos y reflexiones sobre el Incendio de Gran Canaria
Metáforas, tópicos y reflexiones sobre el Incendio de Gran Canaria
Como dicen los más viejos de nuestras cumbres, "fuego siempre ha habido". Como práctica agrícola de quema de rastrojos, como técnica para la renovación del pasto, como descuido o negligencia o como fenómeno meteorológico, fuego siempre ha habido.
1º LOS TÓPICOS
Ahora bien, nos enfrentamos recientemente en Canarias a un nuevo tipo de fuego. El fuego desaprensivo y sin sentido.
Actualmente está en estudio el papel del fuego forestal dentro de los ecosistemas y siempre ha habido la conciencia rural de que un fuego "de vez en cuando" no es malo. Está demostrado que los fuegos de baja intensidad causados por la naturaleza regulaan el desarrollo del sotobosque canario. Sobre esa conciencia rural y frente al orden establecido del antiguo Icona representado por los Agentes, surgieron los fuegos desaprensivos. Los Agentes (polis del campo con pistola y colocados a dedo en el pasado) siguen arrastrando un estigma represor hasta nuestros días en las zonas rurales.
No son pocos los trabajadores de la cumbre que recuerdan cómo los agentes colocaban a dedo a sus amigos como capataces y daban trabajo como operarios a las personas que les venían en gana. Su labor consistía en repoblar la cumbre, hacer albarradas en los barrancos para frenar la fuerza del agua, mantener los caminos reales y en apagar los incendios que se producían durante los veranos. Los agentes, a los trabajadores que no les caían bien o que creían que no valían, les echaban de un día para otro sin apenas decir palabra. Por si fuera poco, a la hora de ir "a coger monte", o sea, retamas, codesos y pinocha para aflojar la tierra o las camas del ganado, el agente prohibía, a quien le daba la gana, el acceso al pinar. Sin embargo, a otras personas, casi siempre familiares y amigos, el agente les dejaba entrar y coger la pinocha que quisieran. Se empezó a decir que "Medio Ambiente no deja coger el monte". Primer tópico que nos ocupa.
Durante el paso de los años fueron pasando por los trabajos forestales y bajo las órdenes de un agente, decenas y decenas de trabajadores, los cuales dejaban de trabajar cuando ya eran totalmente exprimidos por el capataz. Muchos dejaron el trabajo forestal para dedicarse a trabajar en la construcción de las presas de la cumbre o en los tomateros del sur de la isla. Otros muchos, algunos de los que se quedaron, utilizaron el fuego como arma frente a los agentes. El fuego contra el que habían luchado durante los calores del verano se convirtió en un arma de rencor. El fuego suponía muchas veces una táctica de distracción para entretener a los agentes y poder "coger monte". Otras veces suponía una mera venganza.
Por si fuera poco, ante las quemas de las repoblaciones que se estaban haciendo, el Icona empezó a contratar más trabajadores de la zona para proteger las repoblaciones frente al fuego. Había un constante éxodo rural hacia la costa y trabajar para el Icona suponía una salida de empleo. Empezó así el segundo tópico: Fuego= trabajo, o lo que es lo mismo: Mientras haya fuegos habrá trabajo.
Dicho tópico desapareció de la cumbre cuando, tras las transferencias del Icona a la Comunidad Autónoma y después al Cabildo, este último realizaba unas pruebas físicas y un examen a los candidatos, pudiendo optar al trabajo personas de otras partes de la isla. Para los trabajos temporales y estacionales surgieron las contratas realizadas por empresas, las cuales daban empleo según otros criterios diferentes que los mantenidos por el agente.
Aparece otro tópico, tal vez alimentado por el conservacionismo pasado y por malentendidos a la hora de conectar el ecologismo surgido en zonas urbanas con el medio de vida rural. El trabajador del campo cree ahora que son "los ecologistas" los que exigen al agente que no pueda fabricar una casa en un erial. También cree que son los ecologistas los que no le dejan hacer un alpende ni arrancar una retama. La Seprona pasa a tener el estigma de los agentes ya que "no dejan hacer nada". La culpa final la tienen los ecologistas "que son los que mandan a cada rato a la Seprona..."
El tópico está servido: El ecologista sólo quiere denunciar y fastidiar al trabajador del campo
2º LA PARADOJA
Aquí llegan las paradojas, ¿cómo es posible que no se deje "coger monte" a los trabajadores del campo? Actualmente, salvo en las Reservas y algún que otro espacio de gran protección sí se deja coger monte a los trabajadores del campo. Cualquier persona que quiera cogerlo puede pedir un permiso. El problema deriva de diferentes formas:
Menos gente que antes quiere coger monte. Es un trabajo sacrificado sin mucho beneficio. Existen otros sectores que reportan mayores beneficios, como el sector de la construcción en las medianías. Aunque mucha gente rechace la pérdida del suelo rústico frente a la urbanización, la población activa rural sabe que trabajar en la construcción supone una muy retributiva salida laboral. Tal vez por eso y por otras razones las denuncias ecologistas no cuajan en el medio rural. Las cumbres se han despoblado y la gente ha emigrado hacia la costa. Que valga como dato que de Artenara solamente dos personas cargan camiones de monte en Tamadaba. Existen productos sinteticos que me ahorran esfuerzo y tiempo
Hay menos ganado para el cual cortar el monte. Existen muchos menos rebaños en la Cumbre. Se coge menos monte para ellos.
El permiso de recoger monte hay que entregárselo al Agente con quien mucha gente (por cuestiones del pasado y muy variadas) no se lleva bien. Tampoco se llevan bien con el agente joven ya que no es de la zona y sabe de leyes para multar. Otra gente quiere coger el monte más próximo del pueblo y cortar las retamas más próximas. Todo el mundo se disputa las mismas retamas, las fáciles de coger. A quien no se las dan las intenta coger de noche y si no, desestima la idea de entrar en el pinar.
Ahora veamos la segunda paradoja: ¿cómo un trabajador que repuebla y cuida el pinar puede quemar el pinar? La respuesta es que dichos trabajadores de antes sabían cuando pegar fuego. Elegían un día con bastante humedad y una zona de fácil extinción. El fuego caminaba despacio ya que no elegían un día de viento. No querían hacer daño al pinar del que comían, sino simplemente dar un susto. El fuego que hacían era rápidamente apagado.
Ahora bien. Juan Navarro, conocido en Tejeda como Pariente, prendió fuego un día de mucho viento, elevadísimas temperaturas y bajísima humedad.
Se intenta averiguar por qué lo hizo. El mismo confesó que era para que le ampliaran el contrato. Según cree la guardia civil, Pariente creía que si había más fuegos se ampliaría la campaña de incendios el mes de octubre. Realmente la ampliación de la campaña se debe más a las condiciones meteorológicas de finales de septiembre que al total del número de fuegos del verano.
Muchos de quienes le conocemos dudamos de la versión oficial. Compañeros de la empresa Gesplán que vigilaban las demás torres tiene otra versión. Pariente, persona de carácter huraño, no era tenido en cuenta por la empresa para las repoblaciones del invierno. Tal vez, y en contra de la versión oficial, Pariente quiso engañar a su empresa. Semanas antes del incendio dijo a sus compañeros que había visto varias personas con mochila sospechosas y que podían ser una banda organizada. Cuando pegó fuego repitió la misma versión, pero la guardia civil no le creyó. Hay gente que opina que Pariente pegó fuego e intentó apagarlo él mismo. Después diría a la empresa que detuvo una posible catástrofe. Tal vez quería que la empresa se fijara en él para las repoblaciones del invierno. Son suposiciones y no lo sabremos realmente. Tal vez sea una persona sin conocimiento del daño que podía hacer, o tal vez no.
3º LAS METÁFORAS
Cuando el Cecopin escuchó la llamada de Pariente y movilizó a una unidad Presa (Patrulla) para que se acercara a la zona, el fuego llevaba un buen rato ardiendo. Se sabe cuánto tiempo esperó el vigilante incendiario antes de dar la alarma, fue bastante. Pariente pegó fuego en aquel sitio, pero cantó el fuego cuando llegó a la torre para no levantar sospechas. Para llegar a la torre tuvo que tardar cerca de 10 minutos en coche y otros 10 para ir caminando desde la carretera a la torre. Aunque los vecinos del Juncal vieron el humo y criticaron no poder actuar, ninguno llamó al 112. Pariente llamó finalmente al Cecopin.
La Unidad Presa acudió lo antes posible para hacer una guardaraya y evitar que el fuego no se propagara por la pinocha. Era tarde. Muchos pinos ya ardían. La Unidad Bravo (Brigada) más cercana también acudió con la autobomba que portaba unos 3000 litros de agua. El lugar era complicado para acceder. Dicen los operarios con más experiencia que el fuego comenzó en el peor lugar del pinar, a la peor hora del peor día de la peor década. Por si fuera poco, durante estos días del fatal incendio aparecieron los llamados "vientos de Santiago", o sea, vientos que aparecen en la cumbre a finales de julio. Los mayores afirman que hacía varios años que dicho viento no aparecía. (¿cambio climático? ¿casualidad?) Lo cierto es que cuando Pariente pegó fuego apareció el viento de varios años todo junto, y por varios días. Por si fuera poco el fuego bajó por las dos caras de la zona del Morro Pajonales.
Aparece aquí la metáfora que emplean los técnicos especialistas acerca de los Grandes Incendios Forestales, fuegos de carácter convectivo, de comportamiento poco previsible, que fabrican sus propias condiciones y se abren paso allá donde van:
a) El fuego como catástrofe
Si hubiera un maremoto, catástrofe sísmica, poner barcos en la costa, diques y portaviones no pararían el caos. Tal vez amortiguarían un poco los resultados y salvarían parte de la población. El fuego como catástrofe indica que un fuego alimentado por fuertes calores, pendiente elevada, fuertes vientos y bajísima humedad, equivale a una bomba de relojería. Igual que en ante el maremoto, los servicios de extinción no pueden parar la catástrofe, pero sí amortiguar su impacto para después atacar desde una zona ventajosa. El maremoto de fuego en los pinos se extiende en todas las direcciones, siendo imposible de detener en su frente y de mucha dificultad en sus flancos. Las piñas caen rodando por la pendiente y crean focos secundarios, terciarios.. detrás del personal de incendios. Las pavesas, trozos de corteza y ramas incendiarias vuelan y saltan con una velocidad de unos 80 kilómetros por hora.
Existe otro tópico fomentado por las películas americanas de incendios en grandes rascacielos. Se suele creer que los incendios forestales se apagan con agua, pero no es así. Los incendios forestales se apagan con el sacho. El agua descargada por los helicópteros refresca la zona para que los operarios puedan acercarse con el sacho y apartar el combustible, en este caso la pinocha. Si el helicóptero no puede volar se realiza un tendido de mangueras ladera arriba campo a través. El agua no es tan fácil de conseguir como en un incendio en las ciudades. No se puede malgastar. En nuestros pinares no tenemos lagos ni ríos. Se trae del punto de agua más cercano. El sacho es la herramienta que para el recorrido del fuego. Una vez parado quitando la pinocha, se enfría su borde para "que baje la llama", o sea, para que pierda potencia. Después, una vez delimitado el fuego, se puede enfriar si se dispone de bastante agua o se deja que prenda todo el combustible hasta que se convierta en brazas y cenizas para después apagarlo, enterrando las cenizas o remojándolas con agua hasta que desaparezca el humo. El problema es que un fuego con una longitud de llama de diez metros, no deja a ninguna persona acercarse a una distancia menor de veinte.
Un fuego forestal convierte cualquier chorro de agua de manguera en vapor antes de entrar en contacto con la llama, es simple convección. Dicho vapor le aporta oxígeno para seguir la combustión y no apaga el fuego.
La pavesas saltan por debajo de la pista forestal empujadas a más de 50 metros. El fuego empieza a subir y los operarios se encuentran en medio. El personal debe salir, no tiene mucho que hacer ahí. Lo mejor es acudir a un lugar donde se esté en condiciones de atacar. Ese lugar es por debajo de la pista, para que las llamas no lleguen a las casas del Juncal.
Se consigue, tras esfuerzos sobrehumanos detener el fuego que baja hacia las casas. El frente se dirige a la velocidad del viento hacia Inagua. Tan rápido que pasa por algunos pinos sin que estos lleguen a prender.
Aparece entonces la otra metáfora:
b) El fuego como una guerra
Se decide emplear todos los medios disponibles al alcance. El fuego es el enemigo y su lucha supone una guerra. Baja por la otra ladera hacia la Presa de las Niñas. La carretera de este lugar hacia Ayacata es el mejor lugar para atacar.
Desafortunadamente, el fuego, por algún lugar, ayudado por el viento, cruzó la carretera por encima del dispositivo a través de una pavesa. Las piñas fueron detenidas por el personal sin que cruzaran la línea.
Al igual que en las guerras, se emplean todos los medios disponibles, ya sean del ejército, del Consorcio o de Medio Ambiente. Aunque se evita el fuego en la Zona Recreativa de la Presa de Las Niñas, el fuego cruzó la carretera ayudado por el viento. ¿Se hubiera evitado que cruzara la carretera con 50 personas más? No lo sabemos. ¿ Y con 100? Posiblemente no. ¿Haciendo un contrafuego ladera hacia arriba? Tampoco lo sabemos.
La trinchera retrocede. Ahora está en el Pinar de Santiago y el Barranco del Mulato. Mediante contrafuegos y ataques directos parecen controlarse los frentes. En el primero se realiza un contrafuego para que no bajara a Cercados. En el segundo , durante todo el día se frenó que el fuego fuera a la Montaña de Tauro.
Parece que el fuego está estabilizado. Los helicópteros, cerca de siete, ya no pueden actuar al hacerse de noche. Se va a declarar el control del incendio si se mantiene la situación. Pero el viento arremete de nuevo al llegar la noche.
El fuego retrocede y baja por el Barranco de Soria, lleno de cañas y maleza.
Por otro lado, desde el Pinar de Inagua, caen hacia la degollada de Tasarte piñas troncos y pavesas. Se incendian el barranco de Veneguera y el de Mogán. Por encima del Canalizo el fuego se propaga a la parte alta de Chira hasta cruzar el barranco y subir el Morro hacia Pilancones. Tenemos fuego para dos días más. El fuego recobra fuerza y gana aquella noche la batalla.
Pero hubo victorias bélicas frente a él. En la zona de la Candelilla se evita que suba hacia Pargana. También se frenan llamas que iban hacia el barranco de Ayacata, evitando así su subida hacia el pueblo. Si hubiera llegado a cualquiera de los dos sitios hubiera subido a los Llanos de la Pez y de ahí, imparable con aquel viento, hacia Pinos de Gáldar y las Medianías Altas. También, por la zona de Pino Gordo, ya en el Barranco de Tejeda cerca de la Aldea, se evita que suba hacia Altavista y Tamadaba. También que, subiendo o bajando acudiera por el barranco hacia Tejeda y la Aldea.
En el Sequero y alrededores se evita que suba el fuego por el Barranco del Negro y las paredes de la Caldera de Tirajana hacia el Campanario y Pico de las Nieves..
Fataga y algunas de sus casas tuvieron menos suerte. El palmeral tal vez tarde más en recuperarse, si lo hace, que el pinar.
REFLEXIONES FINALES:
Nos toca, a todos los canarios, aprender de los fuegos del 2007, las 200 hectáreas de la Gomera. Los incendios (de superficie elevadísima aún sin precisar) de Gran Canaria y Tenerife dejarán un récord histórico así como una enorme huella por muchos años.
1º Sobre el dispositivo desplegado valdría la pena señalar varios puntos:
Aunque estén coordinados desde la administración, no es lo mismo el dispositivo de extinción que el dispositivo de evacuación. Si los objetivos que se planteó el CECOES frente a la catástrofe ardiente fueron "que no hubiera muertos", ambos dispositivos fueron un éxito. Si el objetivo marcado era salvar las casas y pertenencias de la gente, algo pudo fallar puesto que se quemaron varias de ellas.
En el servicio de extinción participaron Cabildo, Consorcio, Ejército (UME). En el de evacuación, policía local, policía nacional, Cruz Roja y Protección Civil.
En todo momento, tanto el dispositivo de extinción de incendios como el dispositivo de evacuación cumplieron órdenes, en un primer momento del CECOPIN y en un segundo momento del CECOES. Tal vez este último prefirió evacuar a la gente para que no hubiera víctimas de ningún tipo. Aunque el incendio pasara a nivel 2 (competencia autonómica), los técnicos de la cadena de mandos siguieron siendo, del Cabildo para la extinción, y del Gobierno Canario para la evacuación. Que hubiera cambiado la cosa antes o después no hubiera significado un aumento perceptible de los recursos ya que estos estaban en todo momento sobre el campo de batalla.
Tal vez el número de recursos para la extinción haya sido el adecuado ya que acudieron helicópteros (cuando se podía volar) y autobombas de agua (hasta donde podían llegar). Tal vez lo que más faltó fueron sachos, brazos que los utilizaran para hacer las guardarrayas ladera abajo o ladera arriba. De todas formas, quizás tampoco se hubiera evitado lo sucedido ya que el viento jugaba con ventaja. Esa es la razón por la que una vez acabado el viento el fuego se pudo controlar de inmediato con las manos existentes.
Sobre la evacuación y la quema de fincas y viviendas se puede comentar algo que lo vecinos podían haber hecho, pero no durante el incendio, sino mucho antes del mismo, tener los alrededores de sus casas limpias para que el Consorcio (o ellos mismos), pudieran evitar que el fuego las afectara. La evacuación tal vez no fue muy ordenada, pero siguió el Principio de Precaución para evitar víctimas mortales.
2º Otra reflexión que se puede sacar es que el pinar necesita atención y mantenimiento. Tal vez se debería incentivar al agricultor a que lo haga él. El problema es que cada vez quedan menos agricultores. De los que quedan un número menor quiere hacerlo y prefieren las prácticas y abonos posmodernos que tener que esclavizarse cogiendo monte en el pinar.
Si el mantenimiento del pinar no lo hace el agricultor, seguramente querrán hacerlo las empresas. Subcontratarían a personal eventual, como Pariente, (aunque también se daría trabajo a muchísimas personas más que no serían desalmadas como lo fue él).
Hacen falta Planes de Uso y Gestión que se ejecuten, pero eso requiere una inversión.
3º En los pueblos y zonas afectadas la gente aprovecha los tópicos en tiempos de crisis. Nadie menciona ya al responsable que usó la cerilla. Todo el mundo critica a Zapatero, Soria, al Presidente del Cabildo, a Medio Ambiente, al Consorcio, a la Policía local de Tunte, Policía Nacional, Guardia Civil de Mogán... pero nadie quiere mantener el pinar. Es difícil mantenerlo limpio si muchas fincas y casas particulares que ardieron o estuvieron a punto de arder tenían pales de madera como vallas, planchas de fibra de plástico en sus latadas, y macoyas de cañas como linderos...Tampoco se quitan las pitas y tuneras de las puertas porque da trabajo quitarlas. Se prefiere decir que "Medio Ambiente" o "los ecologistas" no dejan.."
Muchas casas de nuestro entorno rural sólo suponen un entretenimiento para el fin de semana o las fiestas del pueblo dos veces al año. Medio Ambiente ha acudido en numerosas ocasiones a limpiar de maleza múltiples fincas particulares, fincas que después de repoblarlas de árboles sus propietarios no riegan dejándolos morir. De todas formas, Medio Ambiente tendrá siempre un estigma, el mismo de los Agentes del pasado y la Seprona del presente.
Actualmente se están haciendo en pinares del norte de la isla "Quemas preescritas". Buscan, ya que nadie coge el monte, aligerar un poco el pinar. Se pretende que dichas quemas regeneren el pinar, así como evitar incendios de gran potencia. Mediante problemas burocráticos con los ayuntamientos no se ha conseguido establecer quemas preescritas en las medianías, lugar donde existen muchísimas fincas de cultivo que apenas se mantienen y suponen bombas de relojería. Los barrancos de las medianías se llenan cada vez más de zarzas, cañas y matorrales fáciles de prender y producir catástrofes. De dichos barrancos el fuego puede pasar fácilmente a las fincas particulares, abandonadas y llenas de material combustible.
Llegamos al final a la última paradoja:
Mientras menos se queme controladamente, más se va a quemar incontroladamente.
Recuperar las quemas como práctica agrícola y simulando los procesos naturales se consigue el mantenimiento que nadie hace de nuestras medianías y pinares. El día menos pensado, y cuando los servicios de extinción no puedan abortarlo debido a condiciones meteorológicas adversas u otras razones, el monte quemará descontroladamente mayores superficies y emitirá a la atmósfera mayor cantidad de CO2 de la producidad en quemas menores.
Hasta ahora estábamos en la era de los fuegos frecuentes y poco intensos y ahora acabamos de entrar en la de los fuegos poco frecuentes pero muy intensos. ¿Por qué? Porque estamos acumulando año tras año gran cantidad de combustible y estamos, con las mejoras técnicas de extinción, suprimiendo los fuegos de baja intensidad antes tan frecuentes. Se hace necesario limpiar de maleza las medianías de la isla desde las instituciones públicas para facilitar la labor a los agricultores que quieran aprovechar sus terrenos semiabandonados. El único problema ambiental de las quemas preescritas es la emisión de CO2, pero en varias quemas preescritas pequeñas siempre será menor que cuando salte el incendio descontrolado grande.
En Gran Canaria se están desarrollando quemas preescritas de manera experimental desde hace tres años y a imitación de Cataluña, Comunidad pionera en todo el Estado. La Universidad de La Laguna está haciendo un seguimiento y no se descarte que el Cabildo de Tenerife comience a hacerlas.
Las quemas preescritas, no se harían en zonas de endemismos, respetándolos y podrían servir para proteger los alrededores de pueblos y pagos dispersos de nuestra orografía para que no volvieran a suceder las pérdidas materiales de casas particulares como en el presente incendio.
Ahí dejo la reflexión ante el debate creado en el seno de la Federación.
Mirando hacia delante después del incendio:
Nada más entrar en Pajonales y a la altura de la Montaña de Sándara, lugar donde comenzó el fuego, todo el retén de vigilancia observamos cómo habían quedado grandes zonas de pinos sin arder. Tras apagar los pequeños focos que quedaron por la zona recuperamos la moral perdida tras el maremoto de fuego. Aún quedan pinos enteados ahumando lentamente como si de antorchas se trataran.
De todas formas, los pinares que ardieron no tenían demasiado combustible. Son pinares de sur. Los pinares del norte de la isla tienen muchísimo más combustible seco y los pinos están más cerca unos de otros. El incendio hubiera arrasado igual de rápido que el del norte de Tenerife. Debemos dar gracias a que no llegó el fuego.
Los primeros pinos que ardieron ya están soltando la pinocha para crear suelo orgánico junto a la ceniza. Ahora sólo nos falta tener un buen invierno sin lluvias muy violentas que no erosionen el terreno.
Según comentarón en principio los técnicos de fauna del Cabildo, el pinzón azul pudo no verse afectado. Aunque es pronto para saberlo, esperemos que sea verdad.
Las casas y fincas quemadas tendrán que ser reconstruídas con las ayudas prometidas y con el ahínco de sus propietarios.
Lo importante es,que, a pesar de haber habido accidentes en la extinción y evacuación del incendio, aún estamos todos para aprender la lección y proteger, amar y defender cada día más nuestra tierra.
Narciso Díaz-Casanova
Operario del Dispositivo Contraincendios
Unidad Operativa Bravo 2
Artenara
1 comentario
Marianne -
Sobre los mitos de "los ecologistas no dejan" o "no se permite" creo que sería muy positivo que se editaran pequeñas guías explicando los tipos de limpieza necesarios, los permisos necesarios y cómo conseguirlos, además de hablar algo de los valores de la zona, que muchos desconocen. El Cabildo hace innumerables folletos, no creo que unos pocos miles fueran una gran desembolso para informar mejor.
También creo que sería muy positivo el que se pusieran otros métodos para obtener permisos, ya que hoara hay que ir al registro del Cabildo en Las Palmas, cosa que gasta mucho tiempo, que no suele sobrar precisamente.