El año de intensas lluvias ha obligado a reforzar los trabajos de limpieza en la cumbre
La Provincia/Diario de Las Palmas.es
JJJ. – LP/DLP El inusual año de lluvias ha dejado en las medianías del Norte y la Cumbre cantidades ingentes de material combustible, sobre todo de pinocha. Desde junio, unas 500 personas están dedicadas a limpiar, siguiendo el criterio de los técnicos del Cabildo de Gran Canaria, los cauces de los barrancos y las laderas, para evitar, según el consejero insular de Medio Ambiente, Juan Salvador León, “el efecto chimenea”. En todos esos lugares se encuentran grandes cantidades de caña, zarzas y matorral seco.
León apunta a la dificultad derivada de la caída de la pinocha en verano para tener todo el campo en condiciones de que no se repita el devastador incendio de 2007, “una lección que aprendimos. Seríamos muy torpes si no llegáramos a sacar conclusiones de aquello”.
Senderistas que han recorrido la zona de Acusa-Tirma reportan un estado de los senderos con varios centímetros de alfombra de pinocha, lo que reconoce el propio León, que explica que las cuadrillas se han dirigido primero a los lugares donde el fuego podría alcanzar mayores volúmenes por la orografía y la dirección y fuerza del viento según las distintas zonas.
Precisamente por ese motivo reforzará los efectivos en la cumbre con otras 300 personas, provenientes de un convenio con el Servicio Canario de Empleo destinados a la limpieza y mejora de los senderos.
León asegura que, en estos momentos, aludiendo de nuevo a la gran pluviometría de este otoño e invierno pasados, “estamos limpiando, lo que pasa es que tanto el material combustible que existe en medianías y norte por el buen invierno que hemos tenido, y pese que estamos haciendo un gran esfuerzo, queda mucho por limpiar.
De hecho, estamos sacando más pinocha que nunca, porque el volumen de la vegetación es terrible”, afirma León.
La red de senderos que discurre por el conjunto de la isla de Gran Canaria no acaba de estar en perfecto a estado de revista a pesar de los esfuerzos que se han venido realizando en las diferentes rutas en el transcurso de los último años. Algunos de ellos está desarmados por los efectos de las lluvias, otros se encuentran sin señalizar y lo cierto es que varios tramos de gran parte de las vías de herradura muestran evidentes señales de abandono. Sólo a modo de ejemplo se puede citar que hacer la ruta entre la casa forestal de Tamadaba por la presa del Vaquero, Casas de Tirma, ascendiendo por el barranco del Laurel y de ahí a Acusa puede constituir un ejercicio de imaginación, más que el de seguir un itinerario. Y el problema no es ocioso, porque son las rutas que en ocasiones deben emplear los servicios de emergencia en caso de necesidad.
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