Sólo tres grados más de temperatura media exterminarían la laurisilva
El calor podría acabar con el bosque más emblemático de Canarias, según el director de la Agencia Canaria de Desarrollo Sostenible y Cambio Climático
LAURA DOCAMPO
PUERTO DE LA CRUZ En la sesión inaugural de las Jornadas Pascal sobre medio ambiente y calidad del aire, que comenzaron ayer en el Puerto de la Cruz, organizadas por Cepsa, Jorge Bonnet, director de Agencia Canaria de Desarrollo Sostenible y Cambio Climático aseguró que según los modelos informáticos con los que estudia los bioclimas, es decir, los que se definen combinando las variables de temperaturas y las lluvias, "con un incremento de tres grados en la temperatura media, la laurisilva desaparecería de Canarias". Esta preocupante predicción sobre el futuro del bosque más emblemático de las Islas surge de un estudio en profundidad del efecto del cambio climático sobre dos puntos calientes de la biodiversidad del Archipiélago: Maspalonas, en Gran Canaria, y Anaga, en Tenerife.
En el caso de Anaga, el ponente manifestó que gran parte de los cambios se desencadenarían por una menor disponibilidad de agua en el ecosistema. "Habrá especies que resistirán mejor el déficit hídrico y otras que sucumbirán rápidamente", dijo. Frente a esta amenaza, "lo único que nos está salvando es el mar de nubes" admitió el experto al referirse al efecto positivo del anticiclón de las Azores sobre nuestro clima. Sin embargo, las temperaturas también tienen otras influencias, dijo Bonnet, como "el desierto que tenemos a menos de 150 kilómetros que genera aridez y sequía"..
Según explicó durante su intervención, ya hay constancias de anomalías térmicas en las Islas, tanto en tierra como en el mar. Como ejemplo de la transformación que esto está produciendo en muchas de las 13.000 especies terrestres y 4.000 marinas que habitan la región, el experto hizo referencia a la sardina pilchardus, que a partir de 1994 ha dejado de nidificar en aguas canarias a causa del aumento de las temperaturas. Por el contrario, las aguas más calientes han atraído, dijo, especies como el pez gallo aplomado, que se ha convertido en un recurso pesquero de cierta importancia para la flota pesquera de El Hierro.
"El cambio climático va mucho más rápido en el mar", subrayó Bonnet y añadió que "termométricamente no hay constancia de cambios climáticos en zonas terrestres del Archipiélago, aunque sí hay síntomas inequívocos".
En este sentido citó el caso de los brezos, que hoy se hallan en cotas altas de las Cañadas del Teide, que hasta hace poco no llegaban a colonizar porque "en estas zonas las heladas eran más intensas y los mantenían a menos altura", detalló. Del mismo modo, apuntó que cuentan con datos sobre la llegada de ciertas especies de aves migratorias, más habituales en el trópico, que antes arribaban esporádicamente y ahora comienzan a ser frecuentes. "Cada vez hay más especies provenientes del norte que no llegan a Canarias porque se mantienen la Península o cruzan a África a través del Estrecho de Gibraltar", manifestó.
El responsable de la agencia canaria también advirtió que las proyecciones que hacen llegan a 2050.
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