Medio Ambiente descarta que la dársena dañe los sebadales
El informe sobre los trabajos para la instalación de las dos grúas que atenderán a la actividad pesquera concluye sin detectar graves peligros para los fondos
NOÉ RAMÓN
SANTA CRUZ DE TENERIFE Las obras para ampliar la capacidad de las instalaciones de varada en la dársena de pesca del puerto de Santa Cruz no causarán impactos sobre los sebadales que se encuentran en sus alrededores ni en los yacimientos que es previsible que se localicen en este punto. En este tramo de la costa se presupone la existencia de una treintena de barcos hundidos. La evaluación de impacto ambiental elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino determina que la ejecución de este proyecto, en caso de que se cumplan las recomendaciones apuntadas, "no causará impactos adversos significativos". Las actuaciones consisten en la ejecución de dos fosos para situar en los mismos sendas grúas para elevar barcos de hasta 400 toneladas.
Para llevar a cabo estas actuaciones es necesario realizar operaciones de dragado de fangos, así como diversas obras complementarias, pavimentación, drenaje, cerramiento, canalizaciones técnicas, edificios para talleres y oficinas y reposición de los servicios que queden afectados. El informe de impacto ambiental se tuvo que redactar dada la cercanía de la Zona de Especial de Conservación (ZEC) del Sebadal de San Andrés . Además las obras se desarrollarán a escasa distancia de la Zona Especial de Conservación para las Aves (ZEPA), lo que obliga a evitar que las actuaciones se desarrollen en períodos críticos de concentración en el mar de especies protegidas, así como durante sus períodos de reproducción, por ser esta zona el lugar donde se alimentan.
Explanada
Las obras se desarrollarán en una explanada ganada al mar sobre los límites de la ZEC de sebadales, donde además hay abierto un procedimiento por la presunta comisión de delito contra los recursos naturales y el medio ambiente por la ampliación de la explanada. La Viceconsejería de Medio Ambiente apunta al respecto la incertidumbre jurídica que planea sobre estos terrenos y la carencia de estudios que aporten luz sobre las tendencias evolutivas y el estado actual del sebadal en las inmediaciones de la actuación.
Esta obra se llevará a cabo de forma paralela a la ejecución de otro proyecto, como es el dragado en el interior de la dársena y con otras dos actividades localizadas en los alrededores: una planta de fabricación de áridos y otra de tratamiento de minerales, "ambas potencialmente generadoras de polvo en suspensión".
La Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias advirtió a través de un informe que no se han inventariado los elementos culturales con valor desde el punto de vista patrimonial. No obstante se indica que no hay constancia de que esta zona correspondiese a las instalaciones del embarcadero del puerto histórico de San Andrés. El inventario de yacimientos arqueológicos subacuáticos de Tenerife constata la presencia de materiales arqueológicos de los siglos XVI al XIX, ubicados en los fondos del área del barranco de Bufadero, por lo que se considera necesario la adopción de medidas cautelares y preventivas de control y seguimiento arqueológico de las obras que se van a realizar.
La Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (ATAN) elaboró un informe en el que apuntaba la necesidad de conocer la situación de los sebadales ubicados de la ZEC. El Ayuntamiento argumentó que la información aportada era correcta y acertada de manera que no era necesario someter el proyecto al procedimiento de evaluación de impacto ambiental. La corporación local considera que el proyecto se adapta al Plan de Utilización de los Espacios Portuarios de Santa Cruz de Tenerife. Parte de las actuaciones se desarrollarán en terrenos ganados al mar relacionados con la tercera fase de defensa del ensanche de la explanada de la dársena, cuya obra no ha acabado y por lo tanto no tiene aún cobertura vigente.
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