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El Jardín botánico canario “Viera y Clavijo” descubre dos nuevas especies vegetales

Canarias7, 4-5-2008

Adolfo Santana. Santa Brígida

Con los ejemplos de los históricos trabajos de Sventenius y Kunkel gravitando sobre su cabeza, Águedo Marrero y sus colaboradores han pateado las Islas en busca de nuevas especies de plantas que hubiesen escapado a los ojos de los dos genios y de otros.

Lo primero que Águedo Marrero y sus colaboradores de campo buscan es que surja una planta que les despierte la sospecha de ser diferente en algo a las ya estudiadas. Un matiz, un rasgo, basta para abrir un expediente y estudiar al espécimen hasta saber si es nueva especie o no.

Así le pasó al equipo de Marrero con la Salvia Blanca de Guayedra, considerada nueva especie por los organismos científicos internacionales, que apareció ante ellos cuando hacían un estudio de sus cromosomas, observando los botánicos que tenía un número distinto a los descritos por Sventenius y que tiene en Tenerife familias afines.

Tras los correspondientes análisis y siguiendo el protocolo adecuado, la nueva especie, que se localiza entre Agaete y Faneque, quedó debidamente catalogada y Marrero obtuvo un reconocimiento más en una lucha que es lenta, concienzuda y siempre cauta, dado que cualquier detalle puede inducirles a error y ver rechazado un descubrimiento que, a priori, iba a enriquecer los anales científicos.

La jara

Al estudiar la distribución de la jara de flores blancas, que se suele localizar en la parte más antigua de Gran Canaria, Marrero descubrió sin embargo, que en el norte de la Isla existía un pletórica población que despertó sus sospechas de que fueran idénticas a las ya conocidas. Estas plantas tenían las hojas afieltradas y no eran pegajosas. Curiosamente, se emparentaban con una especie del norte de África, cosa que también pudo comprobar en el Jardín Botánico de Madrid estudiando los taxones de flora mediterránea que tienen allí. Hechos los pertinentes estudios y poniendo en manos de los organismos internacionales este descubrimiento, el Jardín Canario obtuvo la recompensa de saber que ya tienen quince nuevas especies catalogas en menos de veinte años. El trabajo no ha hecho más que comenzar. Y promete más frutos.

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