´Que nadie crea que con una manguerita se hubiera podido apagar el incendio´
El responsable de Medio Ambiente de la institución insular insiste en que se actuó con celeridad y con todos los medios en el incendio de Pajonales. Frente a las críticas de los vecinos responde que sólo la prevención y la información hubieran puesto freno a las llamas. Reconoce que la Administración no ha sabido explicar a la población la situación que se vivió.
LOURDES S. VILLACASTÍN - LAS PALMAS DE GRAN CANARIA. - La Cumbre parece que se recupera tras el incendio del 2007 pero los vecinos siguen indignados. ¿Se actuó con celeridad?
- Probablemente no hemos sabido llegar a los ciudadanos y explicarles la gravedad del incendio. Hay que tener en cuenta los factores climatológicos que se dieron, las dificultades orográficas y el combustible vegetal que había almacenado. A los 12 minutos llegó el primer helicóptero y, el segundo, a los 16. Hay fotos desde el aire donde se ve todavía el coche de la persona que prendió fuego. En ningún momento la población fue consciente de las dificultades que teníamos. Era tanto lo que había encima que, quizá, no supimos hacerlas ver. El objetivo número uno era no tener que lamentar vidas humanas.
- Los vecinos recuerdan que los efectivos no actuaban, que esperaban órdenes.
- A veces, eso responde a que no es el momento adecuado para atajar el fuego. Le cuento, porque lo viví. Fui a la zona de San Bartolomé para ver en qué situación estaba allí el incendio. Había varios vecinos que debían tener propiedades y entiendo su impotencia. Nos comenzaron a increpar porque había bomberos de la capital con cubas y no actuaban. Decían que conocían el terreno y que si les dejábamos las mangueras ese frente lo apagaban. En cuestión de cinco minutos, si hubiéramos permitido eso, los tres vecinos hubieran muerto. Una ráfaga de viento hizo avanzar las llamas 50 u 80 metros en nada. En unas condiciones como las que había todas las precauciones eran pocas. ¿Qué pudo haber momentos de descoordinación? Indudablemente. Lo hemos reconocido. Pero siempre se tiene que estar a las órdenes del director de extinción que es el que sabe cómo actuar. Y nunca, nadie, puede creer que, con las condiciones que había, con una manguerita de jardín se apaga.
- ¿Ni siquiera hubiera sido útil su participación para evitar que se quemaran sus casas?
- La única solución para eso hubiera sido la prevención. ¡Pero no en el momento del incendio! Ahora hemos sacado una campaña de autoprotección para decir a la gente qué puede hacer para defender su casa. Limpiar las parcelas para hacer un paisaje más seguro, incrementar las competencias municipales y los planes de actuación para saber qué hacer. La única solución es la prevención. Y ahí estamos todos en el mismo barco. El propietario, que por ley tiene que limpiar los 15 metros de su parcela. Los ayuntamientos, que tienen que diseñar los planes de emergencia. Y el Cabildo, que tiene que limpiar barrancos o hacer tratamientos selvícolas.
- Respecto a la limpieza del monte, dicen que ahora no se les deja hacer nada y que por eso no se controló el fuego.
- La idea que tiene el ciudadano es que lo que está dentro de espacios naturales es intocable y eso es una verdad a medias que, probablemente, sea la mayor de las mentiras. La Ley de Montes te obliga no sólo a tener limpia tu parcela sino a tener una franja de 15 ó 20 metros alrededor de tu vivienda. Y, sobre todo, en las que están en medio del monte. Esa idea tenemos que cambiarla. Habrá que hacer mucha labor de información y de formación al ciudadano para saber cómo actuar. Y habrá que llegar a acuerdos puntuales con los propietarios de fincas abandonadas. La agricultura y la ganadería se ha abandonando y, desde que se deja una finca, la maleza aparece y, al final, se convierte en un peligro potencial para un incendio.
- ¿Pero ese problema no se había detectado antes?
- No, eso se venía viendo desde hace tiempo y tomando medidas. Pero el incendio nos ha dejado claro el potencial que tienen los residuos. La agricultura está en declive y el monte se está convirtiendo en segunda residencia. Lo que hay que hacer es gestionar todo esto con particulares, ayuntamientos y cabildo. Todos juntos. Cuando los vecinos dicen que antes, con menos medios, se controlaban los incendios es que estamos hablando de escenarios totalmente diferentes. Es que antes había incendios, pero se quedaban circunscritos a las zonas forestales porque la agricultura hacía de freno y todo tenía una utilidad.
- El Cabildo tendrá que hacer entonces más esfuerzo por informar a la población.
- Estamos en ello. Se está intentando que a través de los ayuntamientos, las asociaciones de vecinos, incluso en los bares, se reciban estos folletos. Sería importante que todos supieran cómo actuar sobre un terreno y, si no hay posibilidades económicas para limpiarlo, hay que ayudarles. Mirar para atrás sólo debe servir para no volver a cometer los mismos errores. Habrá que dedicar muchísimos medios a prevención. Siempre serán insuficientes. El incendio tiene que marcar un antes y un después. Nos tiene que enseñar.
- ¿Qué tiene que decir a los vecinos que se quejan de las indemnizaciones?
- El Cabildo, desde luego, dio muestras de una inmediatez casi impensable en una administración. Repartió todas las ayudas que se solicitaron en tiempo récord. Había zonas que no estaban controladas y ya se estaban repartiendo las ayudas. Luego hay trámites, que son insalvables. Es posible que a estas alturas haya vecinos que no las hayan recibido todas. El Gobierno de Canarias ha tramitado muchísimas, aunque no sé si han llegado. Y desde el Gobierno central, también. No voy a poner en tela de juicio lo que los ciudadanos dicen pero se han tramitado muchas. No es tan sencillo gestionarlas.
- Hay un daño emocional o psicológico por la situación que se vivió. Personas que fueron evacuadas, que perdieron su patrimonio. ¿Cómo se va a tratar de reparar esto?
- Si nos ponemos sentimentales hay un daño emocional para todos. El primero, para mí, que había llegado a la Consejería y, sin querer, me tropecé con el incendio más grande que había ocurrido en Gran Canaria. Nosotros también tenemos corazoncito y nadie puede poner en duda que no somos sensibles al dolor y a la impotencia que produce la pérdida de todo. Desgraciadamente, sólo podemos ayudarles económicamente, pero insensibles no somos. El 27 del 7 de 2007 se ha quedado grabado en mi mente para toda mi vida como una desgracia. Debemos aprender de la desgracia y prepararnos, pero incendios como éste,... esté segura de que volverán a ocurrir en Canarias.
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