La senda de los cetáceos
La mayoría de los restos de cetáceos que varan en nuestras playas terminan en los vertederos. El Cabildo majorero los recupera para exponerlos al aire libre, por su interés científico y educativo.
A.C. - PUERTO DEL ROSARIO.
Para conocer el mundo marino y la riqueza de su fauna no hay que introducirse en las profundidades. También se puede conocer en tierra y, además, sin mojarse.
El Cabildo majorero viene, desde hace años, trabajando en un proyecto de recuperación de esqueletos de varias especies de cetáceos que han varado en el litoral insular, unos por cuestiones puramente naturales y otras, por la acción del hombre, como las maniobras navales Neotapón 2002 o las Majestic Eagle 04 que provocaron un masivo varamiento de estos mamíferos marinos. El objetivo de la institución insular no es otro que exponer estas estructuras óseas por su gran valor educativo y científico que permitirá aumentar y promover el conocimiento público sobre la gran diversidad de especies de cetáceos presentes en las costas insulares, sin olvidar que su exposición al aire libre puede ser también un atractivo turístico.
Para conseguir este proyecto, el Cabildo de Fuerteventura trabaja en la creación de la Senda de los cetáceos, que prevé la instalación de cerca de una docena de esqueletos para exponerlos como esculturas de la naturaleza en homenaje a los cetáceos de Canarias, con la intención de que estas obras naturales queden integradas en un paisaje que les pertenece por derecho, a la orilla del mar.
La restauración y el montaje de las estructuras óseas se han venido desarrollando por parte de un equipo de especialistas dirigidos por el profesor Manuel Carrillo, fundador y presidente de Tenerife Conservación, que lleva dedicando su vida al estudio de la fauna marina y a la conservación de nuestros recursos naturales.
Estos trabajos de conservación se ejecutan dentro de un convenio de colaboración que el Cabildo mantiene con el Gobierno de Canarias y la Universidad de La Laguna.
Hasta el momento se han instalado dos esqueletos, uno en las Salinas del Carmen, que procede de una hembra de rocual común de 19 metros de longitud, y el otro, los restos de un cachalote de 15 metros, se encuentra instalado en la avenida del Saladar de Jandía.
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