Vigilia contra una antena
Vecinos de Guanarteme se organizan para impedir una nueva estación
Haridian Mederos
Las Palmas de Gran Canaria
«Si me ponen la antena, me mandan al cementerio», afirmó Rosario Ruiz, que lleva desde las seis de la mañana sentada en su silla plegable para impedir la instalación de la sexta antena de telefonía móvil en Guanarteme.
Los vecinos del barrio de la capital grancanaria están muy cabreados, por eso han organizado una sentada y han montado guardias las 24 horas para evitar que la empresa Isolux coloque una estación de telefonía móvil en la azotea del edificio número 128 de la calle Secretario Padilla, según el portavoz de la plataforma contra la instalación de antenas, Orlando Bravo de Laguna, que secunda esta iniciativa promovida también por la asociación de vecinos La Barriada de Guanarteme-Chile.
Están hartos y tienen un único grito de guerra: «No queremos antenas». Así, además de rechazar la instalación de una nueva antena, solicitan la retirada de las cinco que ya existen por el «grave daño» que aseguran que causan a su salud. Éstas se concentran en un diámetro de 500 metros alrededor de la Plaza del Pilar, cerca de tres colegios, dos institutos y una guardería, tal como denunció la vecina Saro Ojeda, quien cree que estos dispositivos deben estar en «una montaña y que hagan un repetidor para todo el mundo».
Los vecinos iniciaron sus movilizaciones el pasado 10 de febrero y ahora han decidido adoptar medidas de presión más contundentes. Para esta lucha, más de medio centenar de personas se han organizado en tres turnos desde el pasado jueves y resisten en la calle tomando chocolatada. Los que vigilan el edificio de noche lo hacen recostados en el interior de sus vehículos o en sillas dentro de un garaje, tapados con mantas por el frío. También hay vecinos que, al pasar la noche en vela por la angustia, vigilan asomados desde las ventanas. El objetivo es que el portal esté controlado en todo momento. «El Ayuntamiento da licencias para matar» y «No a un barrio de muerte» son algunos de los lemas de las pancartas que portan los manifestantes, que continuarán con su reivindicación hasta que el Ayuntamiento capitalino dé marcha atrás a la concesión del permiso. Pero, sin duda, la que disfruta más de estos días en la calle es Rita Hayworth, no la difunta y espléndida actriz norteamericana, sino la perrita caniche que acompaña a su dueña Pepi González en su protesta.
Están hartos y tienen un único grito de guerra: «No queremos antenas». Así, además de rechazar la instalación de una nueva antena, solicitan la retirada de las cinco que ya existen por el «grave daño» que aseguran que causan a su salud. Éstas se concentran en un diámetro de 500 metros alrededor de la Plaza del Pilar, cerca de tres colegios, dos institutos y una guardería, tal como denunció la vecina Saro Ojeda, quien cree que estos dispositivos deben estar en «una montaña y que hagan un repetidor para todo el mundo».
Los vecinos iniciaron sus movilizaciones el pasado 10 de febrero y ahora han decidido adoptar medidas de presión más contundentes. Para esta lucha, más de medio centenar de personas se han organizado en tres turnos desde el pasado jueves y resisten en la calle tomando chocolatada. Los que vigilan el edificio de noche lo hacen recostados en el interior de sus vehículos o en sillas dentro de un garaje, tapados con mantas por el frío. También hay vecinos que, al pasar la noche en vela por la angustia, vigilan asomados desde las ventanas. El objetivo es que el portal esté controlado en todo momento. «El Ayuntamiento da licencias para matar» y «No a un barrio de muerte» son algunos de los lemas de las pancartas que portan los manifestantes, que continuarán con su reivindicación hasta que el Ayuntamiento capitalino dé marcha atrás a la concesión del permiso. Pero, sin duda, la que disfruta más de estos días en la calle es Rita Hayworth, no la difunta y espléndida actriz norteamericana, sino la perrita caniche que acompaña a su dueña Pepi González en su protesta.
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