Más laurisilva en Los Tilos
Carolina Pérez
Las Palmas de Gran Canaria
No es el Parque Nacional gomero Garajonay ni tiene una extensión de más de 3.000 hectáreas, pero es una Reserva Natural que se ha convertido en guardián de muchos endemismos grancanarios que están en peligro de extinción. Los Tilos de Moya se abren para acoger a 355 ejemplares de tiles jóvenes y otras especies.
La sobreexplotación maderera y el uso recreativo de la Reserva Natural de Los Tilos de Moya han afectado gravemente a la vegetación que se agolpa en las 91 hectáreas de este reducto de laurisilva que, a duras penas, ha logrado sobrevivir con el paso de los años en la isla de Gran Canaria.
Para paliar las afecciones y el abandono al que ha estado sometido este entorno, las administraciones públicas de Canarias han apostado por repoblarlo con endemismos propios del lugar, arrancando de raíz toda la flora exótica que se ha instalado y que supone un perjuicio para el ecosistema de la Reserva Natural.
Entre la verde espesura de este reducto de laurisilva se plantarán 355 nuevos ejemplares jóvenes de tiles, que ayudarán a la supervivencia de esta especie más longeva, a la que le cuesta alimentarse, pues «sus raíces son muy profundas y no alcanzan a absorber el agua de las lluvias» ni la humedad, casi perenne, que orbita en la reserva. Tampoco son capaces de chupar el agua subterránea, ya que «los niveles freáticos de la Isla cada vez están más bajos y sus raíces no son tan largas como para alimentarse de ella», explicó el técnico de la Dirección General de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias Francisco Sosa.
Además, entre los acebiños, fayas, saos, viñátigos, brezos, laureles, follaos o barbusanos que habitan en Los Tilos de Moya, se han plantado cuatro saúcos, de los que sólo existen dos en toda la Isla (Valsendero), que están en peligro de extinción y que son los progenitores de estos nuevos ejemplares, que están protegidos con mayas metálicas para evitar que los herbívoros «acaben con ellos», comentó el director general canario de Medio Ambiente, Francisco Martín.
Son nuevos miembros del hábitat natural de la reserva varios tomateros salvajes, cuyos frutos son extremadamente tóxicos, unas cuantas crestas de gallo y escrofularias, conocidas vulgarmente como bellas del risco. Todos estos endemismo, al igual que los saúcos, necesitan de una humedad constante, que se la cede, fuera de la estación veraniega, los tiles. Una humedad sin la que «no podrían sobrevivir», señaló Sosa.
Abandono. El esfuerzo de replantar y proteger la reserva natural de Los Tilos, por parte del Cabildo, «se ha quedado a medio gas», en este lugar que es «el buque insignia» de su municipio y «de la Isla», pues todas las acciones y medidas que se acordaron para sacar a flote la reserva natural «no se están cumpliendo», así como «tampoco se está gestionando adecuadamente», resaltaron las autoridades locales.
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