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ASCAN1970

La Culebra Real (Lampropeltis getulus) en Gran Canaria, otro caso preocupante de reptil introducido en el Archipiélago Canario

La Culebra Real (Lampropeltis getulus) en Gran Canaria, otro caso preocupante de reptil introducido en el Archipiélago Canario

JIM PETHER1 & JOSÉ A. MATEO2

En un artículo publicado recientemente, López Jurado et al. (2006) hacían referencia a la introducción pasiva y exitosa de Ramphotyphlops braminus en zonas ajardinadas del sur de Gran Canaria. Pero aunque en dicho trabajo se resaltaba el peligro potencial que podía llevar consigo aparejado la llegada de esta especie foránea a las Islas Canarias, también se añadía que este pequeño ofidio cavador traído entre las raíces de plantas ornamentales parecía limitado a los paisajes artificiales de áreas turísticas.

El caso que describimos en esta ocasión es sin duda mucho más preocupante que el de la culebrilla ciega de las macetas ya que, además de coincidir en su carácter naturalizado, promete convertirse en una especie invasora que puede amenazar severamente la diversidad biológica nativa. La culebra real, Lampropeltis getulus, es un ofidio norteamericano cuya área de distribución natural se extiende de costa a costa en ese subcontinente. Por el norte se le puede encontrar en los estados de Oregón (Pacífico), Nebraska (Medio Oeste), y New Jersey (Atlántico), mientras que su límite meridional habría que buscarlo en la mitad norte de México (véase Bartlet & Tennant 2000).

Se trata de un Colúbrido de tamaño medio (generalmente alrededor de 120 cm de longitud, aunque se han descrito individuos de más de 180 cm), que vive en hábitats diversos, incluidas las zonas agrícolas y las áreas sometidas a clima de tipo mediterráneo árido similar al que se da en la mayor parte de las Islas Canarias. Es conocido por su dieta variada, ya que puede consumir roedores, aves, reptiles, algunos anfibios e incluso insectos, y por la facilidad con la que se reproduce en cautividad. Por esa razón goza de un extraordinario éxito entre terrariófilos, y es una especie habitual en tiendas de animales de todo el mundo (véase por ejemplo, Matz & Vanderhaege 1979). La presencia de culebras reales sueltas en Canarias había sido ya detectada hace unos años, aunque hasta ahora se le había dado poca atención o ésta había quedado limitada a noticias aisladas en los medios locales (véase por ejemplo www.teldeactualidad.com/modules.php?name-News&file=article&sid=15041).

El aumento progresivo de las capturas de individuos (por ejemplo, más de 20 durante el verano de 2004), y un incesante volumen de culebras atropelladas en algunas carreteras del este de Gran Canaria, hizo que se encendieran todas las alarmas, y que el Cabildo Insular tomara cartas en el asunto, contactando entonces con el primer autor (Jim Pether) con objeto de determinar el alcance de la invasión y de poner en funcionamiento un programa de captura con el que intentar poner freno a la especie. Las encuestas llevadas a cabo en la zona determinaron que las primeras observaciones de este ofidio en el barranco Real de Telde y sus inmediaciones tuvieron lugar en 1998, y que la captura del primer ejemplar entregado a la administración responsable ocurrió en 2003. Esas encuestas también revelaron que a lo largo de la primavera y el verano de 2007 se contabilizaron cientos de observaciones, de las que buena parte procedía de los alrededores de la localidad de La Solana (272 metros sobre el mar; 28º00’23”N / 15º27’17”O; Figura 1). Un muestreo de cinco días llevado a cabo durante el mes de julio de 2007 en una finca de frutales de 2 hectáreas situada en esa localidad, permitió capturar 14 individuos, de los que 8 eran adultos, y 5 eran hembras grávidas. La visita también permitió recuperar una veintena de mudas de individuos de tamaño variado. Otra visita llevada a cabo en octubre del mismo año dio como resultado la captura de otros 5 ejemplares recién nacidos. Todos los individuos capturados pertenecían a la subespecie Lampropeltis getulus californiae, la más occidental dentro del área de distribución natural de la especie. Sin embargo, los patrones de diseño de los ejemplares se revelaron muy variados ya que, aunque la mayor parte de los individuos capturados eran albinos con bandas longitudinales, también se encontraron individuos albinos con bandas transversales, ejemplares de coloración normal con bandas transversales y ejemplares de coloración normal y bandas longitudinales (véase Figura 2). Esta variabilidad atípica sugiere que los ejemplares de culebra real que fundaron la población grancanaria tenían un origen relacionado con la terrariofilia. A lo largo de estos últimos años también se han llevado a cabo observaciones de esta especie en otras localidades situadas a lo largo del barranco Real o en sus inmediaciones, como Telde (122 msm; 28º00’15”N / 15º25’03”O), El Mayorazgo (154msm; 28º00’16”N / 15º25’20”O), Higuera Canaria (210 msm; 28º00’29”N / 15º26’29”O), La Gavia (620 msm; 28º00’58”N / 15º28’46”O), Valsequillo (550 msm; 27º59’26”N / 15º29’38”O), Valle de San Roque (337 msm; 28º00’15”N / 15º28’18”O), Los Lomitos (427 msm; 28º00’16”N / 15º29’04”O), Hoya de San Gregorio (462 msm; 27º59’33”N / 15º28’29”O), Juan Inglés (263 msm; 27º59’19”N / 15º26’58”O), y la Atalaya de Santa Brígida (430 msm; 28º01’30”N / 15º28’30”O). También se han visto ejemplares asilvestrados en el barranco del Cardón, cerca de Bañaderos (norte de Gran Canaria; 23 msm; 28º08’54”N / 15º31’41”O), y en los alrededores de San Isidro (noroeste de Gran Canaria; 261 msm; 28º07’19”N / 15º40’48”O). Estas dos localidades, muy alejadas de las anteriores, corresponden sin duda a introducciones diferentes. En ambas se ha podido comprobar que también existe reproducción espontánea y viable. El área ocupada por la culebra real en el este de la isla de Gran Canaria supera ya los 25 kilómetros cuadrados, y parece seguir avanzando a buen ritmo gracias a su elevada fecundidad, a su gran movilidad, a las por ahora abundantes presas potenciales, y a la ausencia de depredadores especializados. Sus densidades empiezan a ser realmente elevadas, lo que podría reflejarse en breve en auténticos problemas de viabilidad para especies tales como Gallotia stehlini, el único lacértido canario de gran porte que todavía no se considera amenazado (véase Márquez & Lizana 2002). Puede adelantarse en ese sentido que en una zona controlada durante años por los autores se han dejado de ver lagartos cluecos (nombre que se da en Gran Canaria a los ejemplares de Gallotia stehlini que sobrepasan los 200 gramos), coincidiendo con la llegada de la culebra real. Durante el verano de 2007 el Cabildo Insular de Gran Canaria ha sufragado un programa de erradicación de la especie en los alrededores de Telde. Es posible sin embargo que la situación se haya escapado definitivamente de las manos, y que las acciones que se están llevando a cabo sólo sirvan para tranquilizar en parte a los vecinos, o para hacer que las culebras sean más raras en las áreas periurbanas. La introducción indiscriminada de especies puede llegar a ser, en términos generales, más o menos peligrosa, pero se vuelve un auténtico despropósito cuando ésta se produce en una isla como Gran Canaria (véase Loope & Helweg 2004). Valga como ejemplo el caso de la culebra café de Nueva Guinea (Boiga irregularis), introducida de forma fortuita en la isla de Guam poco después de 1945, y que en menos de 40 años logró extinguir a 9 de las 11 especies de aves endémicas de la isla y causó otros daños imprevistos (Savidge 1987; Fritts & Leasman-Tanner 2001). A pesar de haber sido pionera en la reglamentación del comercio y la tenencia de reptiles y de otros animales exóticos, Canarias no dispone todavía de una lista oficial en la que queden claramente definidas las especies que pueden ser comercializadas y aquellas cuya posesión, venta o traspaso quede prohibida (y no sólo restringida), por su posible impacto sobre los ecosistemas autóctonos y las especies que los componen. Este vacío genera severas lagunas legales y deriva con facilidad en abusos de los más desaprensivos, por lo que urge la aprobación de una orden específica en la que no haya lugar para la duda. REFERENCIAS Bartlet R. & A. Tennant (2000). Snakes of North America. Gulf Publishing co., Houston. Fritts T.H. & D. Leasman-Tanner (2001). The Brown Treesnake on Guam: How the arrival of one invasive species damaged the ecology, commerce, electrical systems, and human health on Guam: A comprehensive information source. http://www.fort.usgs.gov/resources/education/bts/bts_home.asp Loope L. & D.A. Helweg (2004). Invasive species prevention for oceanic islands. Insula 2004: 67-72. López Jurado L.F., M.A. Peña & J.A. Mateo (2006). La Culebrilla ciega de las macetas (Ramphotyphlops braminus), una nueva especie introducida en el Archipiélago Canario. Boletín de la Asociación Herpetológica Española 17: 18-20. Márquez R. & M. Lizana (2002). Conservación de los Anfibios y Reptiles de España. 346-383. In J.M. Pleguezuelos. R. Márquez y M. Lizana (eds.), Atlas y Libro Rojo de los Anfibios y Reptiles de España. Dirección General de Conservación de la Naturaleza/AHE, Madrid. Matz G. & M. Vanderhaege (1979). Guía del Terrario. Omega, Barcelona. 346 pp. Savidge J.A. (1987). Extinction on an island forest avifauna by an introduced snake. Ecology 68: 660-668.

 

1 Apartado 101. E-35460 Gáldar, Las Palmas de Gran Canaria. España. Email: gomerana@gmail.com 2 SAHC-La Gomera, Apartado 7, E-38870 Valle Gran Rey, Santa Cruz de Tenerife. España. Email: mateosaurus@terra.es

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